Enterrado el cadáver en el laberinto terrenal, su alma sigilosa desea escapar. Ella grita por la aproximación de la asfixia, ella se desespera y comienza a escarbar entre el cuerpo frió e inmóvil que le apresa entre sus manos, impidiendo su liberación. El alma cansada agoniza hasta morir entre el cuerpo putrefacto de su creador. jj.solana
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1 comentario:
Terrible, querido Jorge, pero conozco muchos cadáveres andantes con su alma muerta arrastrando una putrefacta vida cotidiana.
Saludos, buena semana.
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