"Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar".

Charles Baudelaire

15.2.10

PRADO


Entra al museo
como el pecador al purgatorio.

Su alma cede
inicia la busqueda del desnudo en exposición.

Su vista se enfrenta a un vacio;
donde la soledad y ausencia florecen.

Emerge el llanto,
los ojos naufragan; al no percibir la obra.

Incesante la búsqueda,
pérdida del rastro; del tiempo.

El muro yace vacío;
entre huellas
entre aromas que demarcaron su existencia,
su partida.

El óleo deambula entre sus ojos;
Aun no lo sabe,
que ha hurtado el desnudo.

Las manos de Goya saciaron sus demonios,
con pasivos espíritus que delinearon:

los senos prematuros entre colores afligidos
la cadera, y el vientre adolecen entre sombras ansiosas.

Un desnudo perdido;
en una mirada enamorada.

Dormitan.

Los dos se hurgan entre miradas distantes.

Pasean entre aceites y luces que discurren;
hasta cegar al amante
que muta en un color extraño oculto en el óleo.




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