"Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar".

Charles Baudelaire

18.6.09

PUNTO G

Tu sexo de difícil diseño se impone al ágil movimiento de mi pincel; que discurre con temor entre los relieves desconocidos de tu vientre bajo, donde se fermenta y se forma mi imaginación; donde los colores claros van detallando la textura de los labios externos con un estilo prematuro, mientras los rojizos decoran los labios internos, y el clítoris enérgicamente hasta evaporar la última gota de aceite, en la superficie los oscuros desfilan con precisión, creando los bellos gruesos y nostálgicos; que forman una capa nocturna donde se oculta el instinto.

El artista después de terminar la obra; retrocedió unos centímetros para admirarla y terminar los últimos detalles, su mirada fija se detuvo al observar en la parte media del óleo; donde se encuentra la figura nítida del sexo femenino, una sombra mal formada del labio izquierdo, desequilibrando al derecho; el cual detalla un débil efecto y una expresión antiestética del lado puro de la mujer, así que decide después de un estudio, iniciar su corrección.

Al acercarse lentamente, una sensación extraña recorrió su cuerpo; seguido de un aroma intenso que invadió la atmosfera y su respiración, permaneció ausente unos instantes en si mismo, para despues maquinar el modo de contemplar por mas tiempo ese suave, y diferente aroma que desplaza al intenso y fuerte olor del aceite. Esa extraña sensación provenía del óleo. Por un instante cerró los ojos hasta perderse en su pensamiento; para después dejar el pincel y recorrer con sus manos delgadas las zonas ya secas del óleo como: el pubis de textura espesa y gruesa que le asombró al inicio; al sentir los bellos entre sus dedos, por algunos minutos se quedó recorriendo la zona; hasta sentir un minúsculo punto donde se trasluce el clítoris, sellándolo con uno de sus dedos que comenzó a girar sobre su eje; iniciando su despertar.

El artista interno en ese estado surrealista, continuó su exploración hasta internar dos de sus dedos; entre los labios; donde los movimientos lentos y constantes expulsaban de las entrañas, un aceite transparente sobre la mano del artista, que la elevó con desesperación hacia su rostro, hasta recorrer con su lengua y labios húmedos cada uno de sus dedos; para conocer ese sabor desconocido, ese espacio entre el olfato, el tacto y el gusto, para después agonizar lentamente en el suelo, al haber sido envenenado.

Lo ultimo que alcanzaron a ver sus ojos fue: el óleo en blanco. JJ.Solana







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