"Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar".

Charles Baudelaire

12.6.11

REGRESO

Las miradas se congregan, ante la llegada inminente del asesino. En la distancia se avista un esbozo degradado, este se acerca, los asistentes observan el rostro vacuo de expresión sombría y lanzan la ira en silencio ante el paso tenebroso del condenado, en él, las cadenas anudadas en sus tobillos se arrastran; crean la voz impura de su pensamiento que enmudece, que ha perdido la libertad, solo le resta la conciencia: esa hoguera donde se quema lentamente.

El peso de la muerte de un hombre es insostenible en él interior, mas aun, su reflejo nítido que surca el exterior visible, ante los ojos de los presentes.

Sigue su camino, muestra su debilidad, es sostenido y conducido por dos gendarmes, sus pasos son torpes, sus sentidos agotados, sin la sombra de la dignidad detrás de él, se encuentra solo, en una soledad ajena, en un dolor colectivo, donde la reducción de su espacio y de su tiempo lo despojan a algún vacío, sus últimos movimientos son violentos, termina por vaciar la ultima sustancia de su existencia.

Atraviesa la multitud que guarda silencio, sus temores se develan al recordar una vez mas, aquella detonación que resuena constantemente dentro de su cráneo; donde se forma un eco interminable, ahí, donde se despiertan: aquel olor asfixiante de la pólvora y el aroma místico de la sangre derramada sobre la tierra: donde se anegó durante horas el cuerpo del occiso, mientras su mirada fija se despegaba de su rostro hasta perderse, al susurrar su agonía en sus últimas palabras.JJ.Solana

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