Lento y preciso, el maquillaje discurre entre mi rostro; ocultando el cuerpo sólido del tiempo, que con sigilosos pasos conquista y se adhiere depurando los poros sensibles, con sus acidas colonias de: colores, sombras y brillos; que se extienden restaurando los gestos imperfectos de mi piel absorta.
Dormita mi reflejo entre la profundidad endeble del espejo, delineando los movimientos y la erosión; que se refleja intensa, venerando la llegada prematura de la vejez adusta y su encarnación.