Un hombre eleva entre sus brazos el cuerpo sin vida de su hija de 5 años, el aire empolvado golpea los ojos del padre que solloza, sus lagrimas dejan de ser claras, estas discurren sobre sus mejillas hasta caer en el tierno cadáver del infante; que penetra el universo infantil donde solo existe sonrisas, caramelos y colores que en fusión crean la sombra angelical que resguardara su estancia. El hombre admira el rostro perpetuo de su hija que detona un sentimiento puro; que deambula entre sus venas, donde se crean los sueños que permiten imaginar que la muerte en los niños es un estado de eternización. El hombre yace erguido, observa los parpados cerrados de su hija que se transforman en espejos, donde se refleja un corto pasado y un longevo e infinito amor. JJ.Solana
15.1.10
A la memoria de los niños fallecidos en Hahití.
Publié par JORGE SOLANA AGUIRRE à l'adresse 8:13 a.m.
Libellés : Espiritu de peluche.JJ.Solana
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1 comentario:
Simplemente...hermoso.
Creo que es lo más tierno y lindo que te he leído..
Un beso grande.
Gizz
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