"Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar".

Charles Baudelaire

10.7.08

Placer Efímero

Entra a mi recámara un imponente desnudo, la oscuridad latente se filtra y la cubre de mi vista. Desde mi cama la observo, le construyo el cuerpo con la imaginación, detallándole finamente su silueta que se aproxima muy lentamente hacia mi. Mi respiración caza sus hormonas gaseosas y húmedas que delatan la intención de su visita. Su agitado aliento y el trágico ritmo de sus pies descalzos, aceleran el pulso de mi instinto; dejando que el tiempo y la distancia se extiendan cada vez mas, en la atmósfera de mi cuerpo inmaduro.

Ella avanza acariciándose, a su paso libera profundos aromas que emergen de su interior en coito, refugiándose en mi rostro y en mi respiración. Ella continua su trayecto, llega junto a mi, toma mis manos temerosas, y las incrusta bruscamente entre: su vientre profundo, en sus pechos firmes, y en sus glúteos circulares, reflejando en su rostro húmedo, al instinto femenino.

Ella maneja la situación. Mientras mis manos parecen pincelar todo su cuerpo y danzar toda la noche en ella. Mi tacto presenta una fragilidad en ese momento, cuando descubro las zonas arqueológicas de su desnudo y a la vez, descubro mi autodestrucción hormonal. Mi ser sonámbulo es maniatado por su voz hipnótica que me hizo descubrir el dialogo del erotismo.

El temor hacia ella se diluía al conocer lo desconocido de su figura.

Sucumbieron los minutos. Ella comenzó la deserción de mi ropaje y a explotar el yacimiento de mi desnudo, mi intimidad se relegaba ante ella, ante su sombra mi cuerpo comenzaba a madurar destacadamente. Mi sexo sin escudo era abatido por sus labios guerreros, y toda mi extensión corporal era cicatrizada por sus manos expertas, mientras su bélico sexo absorbía toda mi quietud.

El ritual de los cuerpos en la oscuridad agoniza. Ella me guió al infierno de la penetración y del movimiento uniforme que incita al orgasmo a salir y poder mutar en la anestesia del gozo. La sensación en ese instante era exquisita, sentir como sus movimientos exploran mi interior, causando sensaciones extrañas que recorren las arterias sensibles de mi sexo, a punto del exilio.
Ella apresuro los movimientos y yo...

Desperté por el sonido intenso del despertador, todavía con algunos restos del sueño. Desesperado busque entre las sabanas a aquella mujer y aquella sensación interminable, encontrando mi pijama intensamente húmeda.

Ese día celebre mi aniversario numero quince, pensando en aquel sueño , y en aquella realidad efímera que me hizo hombre por un instante. JJ.Solana

4 comentarios:

Feliciti dijo...

Buf,qué calor,jejeje,impresionante ese sueño húmedo!Un saludo.Gcc

Yedra dijo...

Hay sueños que nunca se olvidan, además es que no queremos olvidar, jejeje
Un besote
Yedra

Anónimo dijo...

Excelente, destila aromas dormidos cuando se lee, gracias por ello.

Anónimo dijo...

Es totalmente libre de perjuicios y su lectura lo incita a seguir durante el texto, toda una obra, gracias

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