La miseria transplanta sigilosamente su mirada en nosotros, adhiere en nuestro cuerpo tóxicos, y al pensamiento lo anestesia dejándolo en un estado de cosmo-agonía. La miseria es sólida, fría e insensible al practicar la eutanasia. Muestra y detona su magia compuesta de imágenes que mutilan el hambre física y la espiritual. La miseria escarba, observa y busca los tendones del sufrimiento, los rehabilita para la tortura de nuestros movimientos, miradas, sueños. La miseria infecta de surrealismo todas las conexiones vitales de la moral. La miseria ríe, crea una fusión de carencias de reflejos que denigran el desnudo agonizante del alma. La miseria se anida desplazando a la dignidad, descompone el físico, pudre la libertad, condena a la razón, hurta y esconde el valor de ser y de existir. jj.solana
5.11.07
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario