Por Honoré de Balzac
25.1.09
āmen
Dichosas mis manos que acarician
el cáliz húmedo de tu cuerpo;
entre sueños que se extienden con apetito,
consagrando nuestros desnudos en el altar.
Tempestad en tu vientre
que dicta el discurso;
donde se extingue la esclavitud,
donde se revela la libertad.
Confesión de pensamientos
entre los deseos condenados que deambulan;
bajo las sabanas sagradas,
esbozando las animas del aliento.
Existente el tacto que recorre con sutileza
la asfixia uniforme de tu desnudo.
Resurrección de la palabra en la mirada;
que hacen existir tus sombras equilibristas
adheridas entre la piel que dormita.
Entre las pupilas se retratan y se gestan
los mandamientos impuros del deseo y del placer.
Culpas que se absuelven en el pensamiento
donde se devela tu retrato en un espejo;
anunciando la exploración.
Nos ocultamos entre símbolos,
entre ecos que se esparcen de los labios
que frecuentan tu quietud.
Discurre la mimica de nuestros cuerpos;
orando entre los besos y cantos santificados.
Castidad en las formas sacrílegas del amor;
donde se deshilan las texturas profundas
de la fe y del instinto.
Sacrificio en las conciencias
que se enfrentan con desvelo al tacto;
bautizando con ademanes pecadores la religión del ser.
Nos envuelve el presente de dolores efímeros,
donde emergen los sexos con gestos exhaustos.
Crucifixión en tu vientre;
durmiente purgatorio de espíritus;
que amanecen en tus parpados que abren
liberando a la mirada .
Entramos al templo,
la misa en las almas se termina;
con la palabra que confiesa
nuestros cuerpos extasiados.
Publié par
JORGE SOLANA AGUIRRE
à l'adresse
4:48 a.m.
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