La palabra, materia que se transforma en ecos que deambulan en la intemperie vocal; ahí, esa mímica de ademanes sonoros se deslizan con cautela de los labios adjetivos, desembocando su sombra sustantiva que confluye en la mutación del lenguaje universal. Esta Hermosa expresión se derrite en los oyentes y videntes que convulsionan su silencio, desplazándolo por el ritmo suicida y acosador de la frase y sus pecados.
La palabra, aliento que se ausenta, e imita las voces esclavas del pensamiento; liberando su alma predicadora.
La palabra, honda oscuridad que detalla la luces infinitas de interior. jj.solana
25.6.08
El sexo de la palabra
Publié par
JORGE SOLANA AGUIRRE
à l'adresse
1:21 p.m.
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