El transplante de la religión en nuestra mente descompone los elementos espirituales y los sentidos racionales de nuestra ser. El cuerpo y el espíritu fermentan una putrefacción divina hasta crear los fantasmas religiosos que nos encarnaran toda la existencia.
La dictadura del pecado en nuestra humanidad crea una represión general que asecha todos los canales de la sabiduría, esta se esparce como metástasis hasta pudrir la ideología que nos hace creer y soñar, abandonandonos en la dentadura del fanatismo que nos carcome al alma atea.
Las libertades en la religión son espejismos que nos encadenan el hambre, el cuerpo y el pensamiento en un calabozo donde nuestra compañía es un espejo que ora y nos deforma el físico y al espíritu. jj.solana
21.4.08
DICTADURA
Publié par
JORGE SOLANA AGUIRRE
à l'adresse
2:08 p.m.
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