BESO

Mis labios, construcciones bélicas apresadas en mi rostro. Su arquitectura es delineada por un ágil color rojizo, y una textura acuática que les permite estar húmedos; por el delirante reflejo de tu desnudo tatuado por la suavidad y por los relieves demenciales de la belleza.

Mis labios nómadas, avanzan estimulados por las sombras libertinas que se filtran de tu piel; donde se detalla una geometría sobria, que permite localizar el conflicto en tu extensión desnuda.

Mis labios, envueltos de espejismos anfibios, que deliran entre tus muslos que resguardan tus labios dictadores; que se asfixian por el beso y sus mutaciones.

Tus labios, oxigenados por un sólido aliento, y un eco agónico que recorre tu interior, desatando el naufragio de mis labios, que desesperados se envenenan de la sabia y del exilio de tus gestos espirituales.

Los labios, crean el nacimiento monstruoso del placer efímero, que se funde en el antifaz del orgasmo, diluyéndose rápidamente entre mis labios anestesiados por la imaginación del beso.