Los fracasos de amor de guillermo shakespeare no incitan a la risa, aunque si al estupor. No tomó sus desdichas como artificios poéticos exclusivamente, porque fueron reales, pero sirvieron a su imaginación en que escapaba, se diluía, el tedio pertinaz de la dolencia. Shakespeare no especuló sobre su cuita, en forma grotesca. Sus sonetos son cantos, no farsas satíricas. "La dama morena" no era una hija espiritual que le hechizo sino la hembra madura que iba a gozar pecadoramente. El sabia que mentía a su juramento, pero lo hacia: era la atracción de un peligro, de un abismo, lo que buscaba; una compensación de delirio a su ambigüedad sexual, una cura insana a su mórbido ser de expiaciones. Moliere aburgueso su pasión, la reprodujo directa e indirectamente, la anticipó y consagró con una especie de deificación insensata, en su escena simplista y monumental. Buscó lo cómico de su naturaleza para incrustarlo en su arte de la moderna comedia; y saco lo cómico de su arte para desvalorar su pobre dolor tranquilo. Había una suerte de sacrificio en esto, en legar a su arte su experiencia; cuando ese arte es suntuoso, como el de Shakespeare, la donación no es tan cara; pero cuando es la risa de si mismo que ofrece a los públicos, entonces se revela, de modo apoteósico, toda la sublimidad de esa alma transida y de este genio alerta.
Por Mateo Solana Y Gutierrez
13.9.07
FRAGMENTOS DE UN ENSAYO
Publié par
JORGE SOLANA AGUIRRE
à l'adresse
11:39 a.m.
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